Andrés Quincoses, Para serviros

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Quería, cuando escuché la propuesta, honrarla en su grado más excelso. Durante días me debatí en mi fuero interno acerca del "calibre" si se quiere de mi literatura para que este primer post no sea demasiado quejón, violento o en contrapartida insulso.
Lo primero que escribí fue lo que van a leer a continuación, luego pensé que ni por un segundo, ni siquiera ante un anfitrión de tamaña cortesía y acreedor de un cariño en crecimiento -Gracias Lic- podía dejar de ser el ácido, despotricador y hasta soberbio Andrés. Así, deambulé por algunos otros escritos menos comprometidos y quizás más acorde al espíritu del espacio. Terminé pensando ¡Al carajo! Ese Andrés fue el que el Licenciado invitó a gestionar su blog, no deje de ser yo mismo mientras mi pluma se deslizaba mordaz y desagradable creando la siguiente:


"Crack La mente se me parte en esta anorexia de buen gusto, los medios adustos de criterio, sucintos de cultura y sobredosificados de basura me dejan la sensación de que si fuesen algo tangible, y pudiésemos estrujarlos cual trapo de piso, chorrearía un aceite del refrito anticultural que profesan Puaj!. Y no me refiero a la cultura bien entendida, nadie gustaría de mirar un programa documental de Cortázar mientras cena, me refiero más bien a un producto que nos deje entrever que aún queda algo de inventiva, de creatividad. Por lo menos “algo” estaría bien. Bang Bang, el entretenimiento ha muerto.
¿Ver un noticiero? Riiiiingg (teléfono) -¿no te enteraste de que te dan de comer basura?- nos cuenta una voz salvadora, asqueroso amarillismo en su búsqueda de tañir alguna fibra sensible. Disculpen esto es sólo mi opinión, pero ¿a alguien le sirven los noticieros? Cuando no está el clank-clank de los cacerolazos podremos apreciar la siguiente situación: Madre destrozada, alguna pandilla acaba de demoler a su hijo a golpe limpio para robarle las zapatillas. Tin! Idea de Pregunta periodística mordaz e inteligente: ¿Cómo te sentís? –Bien, la verdad que diez puntos sorete, si sabía lo bueno de este sentimiento a mi hijo lo mataba yo misma mucho antes.- ¿Acaso no es obvio que se siente mal? Deduzcan uds. cuál es la búsqueda de esa interrogación.
Entonces Toc Toc Toc, escucho pesados pasos, gente con carga en las espaldas, la carga de querer pensar un poco más las cosas, cuesta caminar con ese peso lamiéndonos la conducta social, pero lo intentamos y los pasos pesados cada vez se escuchan más cerca.
Celebro la existencia de este espacio, del cual ahora formo parte, que se encarga de reunir gente con ganas de ver un poco más. Espero que estemos juntos en los ruidos del futuro, cuya onomatopeya no logro deducir, pero seguramente sonará a cristales rotos"


Muchas Gracias Darío Jasper Maiorano por ser mi albacea literario y hombre de confianza a la distancia.

Un abrazo a todos los que leen carajo.

Andrés Quincoses

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