Adicciones peculiares

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Hay un programa estadounidense que me llamo inmediatamente la atencion, por que trata un tema bien bizarro, pero a la vez nos demuestra hasta que punto llegan las adicciones y las malas costumbres en el ser humano en general. Y por supuesto, las manias que de pequeño uno suele tener, pueden mantenerse con el paso de los tiempos y sin una llamada de atencion, supongo.
"Mi extraña adicción" (no se mataron mucho con el nombre) no lo dan en ninguno de esos canales de aire pedorro que tenemos, sino que en Discovery Channel; y te tira una serie de incongruentes sujetos que tienen manias y adicciones hilarantes, como la de una mujer que no puede dormir sin su secador de pelo al ladito de su persona. Claro, ese no seria gran problema, sino fuera por que necesita que este encendido toda la noche...
Otra se separo de su compañero por culpa de sus malditas marionetas. Claro, la mina los llevaba a todo lugar y, haciendose la ventrilocua, hablaba con cuanto sujeto se cruzara por la vida, a traves de sus muñequitos. Una demente que hoy logro su cometido: se gana el cobre dandole voz a sus marionetas en una plaza. El Señor Garrison es un poroto al lado de esta...
Caso curioso es el de Ryan, un muchacho que se vuelve crazy cuando huele chicle. El se encarga de recoger y guardar en una bolsa de plástico chicles masticados, y cuando se le escapa "el caramelo del frasco", la abre, mete la nariz y aspira fuertemente. Menos mal que no le da al pegamento (???).
El programa salto al estrellato (de todas formas) el otro dia cuando una de sus estrellas, Kesha, aparecio en muchos diarios en el segmento de Insolitos (donde iba a ser sino?). Esta no come bosta, ni mucho menos, es adicta a los chocolates o a la comida chatarra. Invitarla a morfar puede ser facil o dificil, segun lo veamos, por que Kesha morfa papel higienico. Lo lleva a todos lados, en la cartera, en la baulera del coche, en los cajones del laburo y de su casa. Cuando le pinta el bajon, no se baja un paquete de cigarrillos, sino que morfa en el baño de Carlitos.


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Pues bien, todo se puede superar, o al menos, igualar inutilmente.
Cronica.com.ar

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