Si no es un circo, pega en el palo!!!

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De las cosas locas que suceden en mi laburo, podria enumerar cientos. Como aquella vez que vino Horvilleur, me pregunto por un ventilador (con toda la guita que deberia tener) y yo, sin despegar los ojos del monitor, le conteste simplemente "Nah!"
Lo mas sorprendente no fue que me pidiera eso, teniendo tarasca para un aire acondicionado. Lo loco es que nunca lo reconoci, tuve que pensar unas horas para saber quien era, y me entere gracias a los de seguridad.
Una vez tambien vino Dolina y un compañero demasiado ignorante me pregunto si era el mismo que tocaba la guitarra. Luego reconocio que penso que le hablaba de Sabina (???) para luego confesar que ni lo junaba.
Volviendo para el lado musical (ahora que recorde) una vez vino don Calamaro tambien, un tanto fumado pero jamas supe que rayos necesitaba, solo balbuceaba nomas...  Deci que estaba Don J, el mejor en ventas y lo entendio al toque (?)
Pero bueno, tambien vienen ignotos desconocidos. Esos son los mejores por que desvarian sorprendentemente. Habia uno que quiza ya esta predicando la palabra del señor en el Borda, pero que solia hacerlo frente a las cajas, con un sombrero de papel en su cabeza y gritando como un desaforado.
O el viejo que viene a ver todos los partidos de "Futbol para todos" y de paso cañazo, se intenta chamuyar a la de la entrada. El anciano, en realidad creemos, que tiene tan inflamado los ovarios de su esposa, que la pobre infeliz lo debe echar a patadas.
La señora que siempre amaga a comprarse un hornito electrico pero luego de dar vueltas tres horas, ser atendido por los mismos cuatro giles que encuentra, se arrepiente; y asi podria seguir relatando hasta formar un hermoso libro lleno de clientes anormalitos...
Pero lo de la semana pasada rozo el limite entre lo bizarro y lo sorprendente. En definitiva, la poca estima que le tenia a la vida humana se fue destruyendo conforme era testigo de lo que iba sucediendo.
Un viejo en silla de ruedas se quizo afanar una radio portatil. Asi de tonta, asi de loca fue la situacion, el tipo muy inocentemente me pidio uno de la vitrina, lo abri y se lo di. Podria haberlo cobrado alli, pero... ¿Que podia hacer un tipo en silla de ruedas que continuaria comprando (segun el) para luego abonar en las cajas?¿Quien podria dudar del anciano invalido?
Lo mas gracioso en realidad fue ser testigo auditivo de la situacion: Seguridad me consulto si el caballero habia abonado la radio, a traves del handy. Luego lo persiguieron por todo el supermercado, minuciosamente.
Si, sientase perseguido la proxima vez que visite un supermercado. 
Uno podia imaginar la escena final, el tipo tratando de resistirse, alguna escena violenta pero... solo y si realmente era uno de los clasicos chorritos. Con un tipo invalido, que se podia hacer?
Finalmente salio por caja con la Sony escondida, para luego ser atrapado y obligado a abonarle, como corresponderia. El desenlace final, imaginaran, no fue el viejo andando en su sillita perseguido por tres tipos de seguridad, pero hubiera estado al menos gracioso que fuera asi.
Demasiado loco, me hizo pensar hasta donde dudar de nosotros mismos y hasta si el viejo no se hacia el postrado nomas para atracar en otros lados. ¿No se puede confiar en nadie ya? O fui lo suficientemente boludo para no darme cuenta de la intencion del tipo?
De cualquier modo, me senti el mismo salame de siempre
Definitivamente, mi punto debil es la confianza... :P

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