Hagamos un trato...

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Benedetti dijo alguna vez que la vida es un paréntesis entre la nada y la nada (o eso me dejo interpretar en su momento)
Pocos hombres logran salirse del paréntesis para seguir viviendo entre palabras, entre hojas y libros tan gastados, dandose el gusto de saber que fueron leidos una y otra vez.
Cada vez que se va alguien que, con sus palabras, reemplaza nuestros pensamientos, nuestras sensaciones, esperanzas y sueños, pesimismo, ilusion o consuelo, no queda mas que saber que continuan su legado sumergido entre sus obras.
Por eso fallecer no es el termino para este tipo de hombres tan estrechamente ligados a resolvernos (o lograr sentirnos acompañados) con sus letras, en algunos extractos de nuestras vidas.
Benedetti nació el 14 de septiembre de 1920 en la ciudad de Paso de los Toros, en el departamento uruguayo de Tacuarembó, con muchos mas  nombres que la simpleza de su Mario: Mario Orlando Hamlet Hardy Brenno Benedetti Farrugia dice su documento.
No nació poeta (como todos) aunque era mas que logico que le salía bien. Antes de dedicarse completamente a las letras y recibir prestigiosos galardones en todo el mundo, trabajó -desde los 14 años- en una casa de venta de repuestos de autos, donde se desempeñó como cajero, contable y hasta vendedor.
Hay decenas de libros que atestiguan su talento y su compromiso político. Benedetti podia moverse cómodamente en la geografia de la naturaleza humana y también sabía fotografiar con detalle a las clases sociales, especialmente a la media.
La mayoría de las veces no eludía ni disimulaba su compromiso político con los movimientos de izquierda. Nunca esquivo el sentimiento que lo unia a luchas populares como, la que el sostenia, posee Fidel Castro.
Asi es que Mario, aquel que escribio mas de ochenta libros, cerró su trato con la vida,
Aquella que le regalo el genio de iluminarse en cada una de sus obras.
Desde su “Gracias por el fuego” tan reflexivo (sobre todo el primer capitulo) pasando por sus poesias (simples, llanas, sencillas sin adorno innecesario pero tan contundente, tan entrañable) escritas con ese sentimiento del dia a dia.
Benedetti tenía el don de dejarle, a sus obras, el latido del corazon incorporado, porque le escribía al ser sencillo…
El podia decir las cosas sin muchas vueltas…





A continuacion se puede oir el extracto de la editorial radial (simil texto que leyeron alli arriba) que hicimos anoche, con un fragmento de uno de sus escritos "Hagamos un Trato"

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