Ganar el antinobel: El premio del pibe!!!

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Como todos los años, un par de meses antes de que se entreguen los prestigiosos Premio Nobel entre la capital sueca, Estocolmo, y la noruega, Oslo, la revista (atenti al nombre) “Anales de la Ciencia Improbable” entregó los premios "anti Nobel" a los investigadores e inventores que desarrollaron las ideas más ridículas, casi inútiles pero muy divertidas (esas que nos sacan una sonrisa, que son casi al gas)

Un equipo de la Universidad de Berna, Suiza, se llevó el Ig Nobel (ignorantes? Ignatos? Nono, suena innoble en mi bad english) de la Paz, una de las categorías más prestigiosas. Su investigación intentó dilucidar si, para golpear a alguien en la cabeza, es mejor utilizar una botella de cerveza vacía o una llena. El experimento, sin embargo, no reveló grandes diferencias entre una y otra. Y logico… ambas te romperían la zabiola, pero una botella de cerveza (deme dieeeeeez!) con contenido adentro no solo se desperdicia (punto en contra) sino que ademas mancha la ropa del dañado (punto a favor)

Un modelo de corpiño fue la prenda ganadora del premio Ig Nobel a la Salud Pública, un invento que podría revolucionar tanto el mundo de la lencería como el de la seguridad antiterrorista, ya que se transforma en dos máscaras anti – gas, una para la usuaria y otra para su acompañante. Al hombre lo haria desear vivir en medio de ataques nucleares. Ante esto, explicó Elena Bodnar, “Una tiene que estar preparada para todo” (asuntos femeninos imprevistos, agendas telefonicas, gas pimienta y mascaras antigas)

Más de 516 granjeros británicos participaron en el estudio que llevaron a cabo Catherine Douglas y Peter Rowlinson, titulado (calate esta) Percepción de las relaciones entre humanos y animales y sus efectos en la producción de leche.
Estos muchachos demostraron que no necesitan de ninguna investigación, ni tratamientos “vacunos” para saber que el trabajo de las vaquitas queda mejor hecho con mimo y apodando a los animales con nombres propios, que otra cosa. Las vaquitas dan mejor y mas productiva su leche, si se las trata como “iguales”

El Premio Ig Nobel de Medicina fue para el investigador estadounidense Donald Unger, quiza el mas loquito de la manada premiada (?) por demostrar que hacer crujir los dedos no es malo. Cuando era niño, su mama le prohibia la fea costumbre advirtiéndole que se dañaba la mano.
Unger resolvió entonces sonarse los dedos todos los días, pero sólo en la mano izquierda. Pero no durante unos meses, o un año… después de 60 años. Y el hallazgo fue concluyente: su madre se equivocaba. Hoy se mira los dedos, los hace crujir como si fuera algo entretenido y maldice a la madre por haberle versiado (se imaginan si la madre le hubiera dicho… no se… que todos naciamos de una planta de repollo?)

Tres científicos chinos, cuando no (tengo la teoria que viven al pedo y su inteligencia es lograda tras jugar horas y horas a los jueguitos) lograron el título de Ig Nobel de la Biología gracias a su investigación sobre la utilidad de las heces (abono, popo, caquita… mierrrrrrda) para mantener la cocina limpia, toda una paradoja.
Fumiaki Taguchi (Tamatgochi), Song Goufu (Son Goku) y Zahng Gunglei (San Google) de la Universidad de Kitasaso, demostraron que los residuos de cocina se pueden reducir en un 90 por ciento usando una bacteria extraída de las heces de pandas gigantes… vaya laburo!

Tres científicos mexicanos, fueron premiados dentro de la categoría química, por haber hallado el método para generar minúsculos diamantes (visibles solamente mediante microscopios electrónicos) utilizando tequila como materia prima, gracias a la cantidad específica de hidrógeno, carbono y oxígeno que tiene esta tradicional bebida.

La destreza literaria de los agentes irlandeses, según el jurado (o la destreza antiliteraria, según como se vea), fue premiada, y consistio en haber multado más de 50 veces, la mayoría por exceso de velocidad, a un tal Prawo Jazdy, un infractor huidizo que siempre, se decía que con increíbles tretas, lograba engañar a los policías. Luego de muchos meses, se dieron cuenta que Prawo y Jazdy significan licencia de conducción en polaco, y que el escurridizo conductor era en realidad 50 polacos (al pedo) distintos.

A todo esto… alguna vez inventaran algo para que cada vez que cortamos cebolla, no estemos llorando como pelotuchos???

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