Como chicle al piso

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Una de las cosas mas desagradables que podemos pisar en la calle cuando caminamos, ademas de uno de esos terribles teresos que no sabemos si pertenecen a algun can o a algun animal prehistorico, son los chicles. Ojo, este amigo mascaroso y enchiclante (?) esta en todas por que realmente, en momentos de hambre o de nervios, que mejor que mascar hasta el cansancio y gastar los dientes hasta hacerlos polvo. Claro, al momento de gastarles todo el sabor, lejos de tragarlos, tenemos que deshacernos de el, y aqui se produce el problema...
En invierno quiza no tanto, pero mas llegando al calor, el veranito hace que la calle actue de brasa y el chicle, mas pegote que nunca, se impregna al zapato y a la zapatilla, y puede ser tranquilamente una molestia dificil de eliminar. Por que el producto del canino podes sacarlo en el pasto, pero con el chicle: que se puede hacer?
En Quito (Ecuador) parece que la situacion se les fue de las manos (o de la boca al piso) por que tienen pegotes por todos lados. El Municipio entonces comenzo una operacion de limpieza, que incluye quitar unos 200.000 chicles de muros y paredes del Centro Historico de la ciudad, unos diez, mas o menos, por metro cuadrado. 
Claro, uno lo lleva al plano de lo que junamos, y me surgen mas dudas: ¿Cuantos chicles habra en un aula porteña/Bonaerense/Nacional? ¿De cuantos miles de colores? ¿Como se les ocurrio contar los chicles uno por uno?
Volviendo al tema, para quitar la goma de mascar, el Municipio va a usar dos potentes hidrolavadoras, con las que se tardará "hasta 10 segundos en sacar chicle por chicle", y al mismo tiempo se lavaran con vapor las fachadas de piedra del centro historico, lo que permitira que recuperen su color original. Claro que la labor, les va a tomar un tiempito: entre tres y cuatro meses, quiza mas, llevara sacar todos los chicles y Emaseo (la empresa de aseo que sacara los chicles) piensa armar una campaña para que la gente no los vuelva a tirar, bajo multa de hasta 24 dolares. Un castigo saladito...
Para que la labor sea mas sencilla, se utilizo a los pibes de los colegios, que con tiza en mano, se la pasaron redondeando la escena del crimen de cada chicle tirado en el piso.
El sentido de la campaña es copado: ademas de hacer cierto aseo, y justificar la labor en algo tan sencillo como "si no lo haces en tu casa, no lo hagas en la vida publica"; he aqui un dato que se deberia de tener mas en cuenta: cada una de esas gomas sucias que se empastan en el piso, contienen mas de 50 mil bacterias. 

En Europa, hay adelantados sobre el tema, que no precisamente despegan los chicles, sino que los convierten en arte: Denis Wilson, por ejemplo, es un artista que hace pinturas en miniatura, de los que encuentra pegados en las calles de Londres, en Inglaterra. Durante los ultimos seis años, Wilson recorre las calles, mirando hacia abajo, en busca de chicles pegados en el piso donde para crear sus obras; que ya van cerca de las 8 mil.

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